Ayer mi amigo @Jfvalegria me enseñó este vídeo, dura poco más de un minuto y medio y os hará reír, así que os animo a que lo veáis:
Al verlo me surgieron cantidad de dudas y cuestiones que no quería dejar pasar.
Por lo general pasamos el día escuchando palabras como “innovación, progreso o cambio”, pero a todos nos cuesta, innovar, progresar o CAMBIAR, porque ¡¡qué bien se vive y se está en la zona de confort!!
Y sobre todo, los intereses personales están por encima (en algunos casos) de la organización o colectivo al cual me debo, y lo de cambiar o innovar da miedo no vaya a ser que venga alguien a quitarme la silla o lo que es peor, a tener que esforzarme en aprender cosas nuevas, si “con lo que hacemos es más que suficiente y se vive bien” ¿para qué mejorar? ¿para qué cambiar? . . .
El vídeo no es más que eso, un vídeo en clave de humor, pero estoy seguro de que si pudiéramos retroceder miles de años atrás, la imagen sería más o menos así, ¿no creéis?.
¿Os resulta familiar la secuencia con algo que hayáis querido hacer en vuestra vida y siempre ha habido alguien o “alguienes” que os hayan tratado de quitar la idea de la cabeza?
Con expresiones como: ¡estás loco!, ¿cambiar para qué?, ¿que necesidad tienes?, eso es una locura, ¡eso es imposible! . . . y muchas más del mismo estilo.
Imagino que todos los personajes históricos (o no tanto) que hayan pretendido innovar en procesos o inventos para tratar de mejorar su “mundo” más cercano o el mundo en general, siempre han tenido al lado personas que hayan tratado de tirar por tierra su invento, idea, o simplemente GANAS de cambiar el mundo en el que viven.
Pero es que claro, que bien se está y vive en tu “statu quo”, que no venga nadie a jorobarme mi vida por favor, y si alguien lo intenta trataré de ponerle zancadillas y piedras en el camino, no vaya a ser que lo logre y me quede sin mi “acomodada vida”.
Lógicamente esto ocurre en todos los ámbitos de la vida y como no puede ser menos ocurre en el sector donde me muevo desde hace unos años, el mundo de la Salud (5 para ser más exactos). Llegué a él, o mejor dicho, me topé con él a causa de una enfermedad que no esperaba y que habría preferido no tener, os lo aseguro.
Y llegué para quedarme el tiempo que el cuerpo y la cabeza me dejen, pero no llegué para dejarme arrastrar por la corriente, sino para tratar de mejorar la vida de las PERSONAS, y por ende de las organizaciones que trabajan para esas PERSONAS. Cosa que trato de hacer desde hace unos meses en Fundación MÁS QUE IDEAS.
Si mi experiencia como paciente hubiese sido impecable, y no hubiese tenido necesidades no cubiertas, probablemente no se me habría metido entre ceja y ceja trabajar y trabajar para que los que vengan detrás de mi tengan una calidad de vida un poquito o “muchito” mejor.
Dante Alighieri decía en unos de sus poemas algo así como “Los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis moral”.
No debemos mantenernos neutrales, al menos yo no, no sé hacerlo, no sé hacer un trabajo a medias ni andar de puntillas. Me han enseñado y educado para remangarme y trabajar mucho, repito mucho y muy duro. No siempre lo hago bien, por eso trato de rodearme de gente mejor que yo, en todos los aspectos, para aprender y mejorar.
Y como me gusta citar a personas “sabias” hago mías dos frases:
La primera de Rabindranath Tagore: “Tengo mi propia versión del optimismo. Si no puedo cruzar una puerta, cruzaré otra o haré otra puerta. Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente”
La segunda algo más cómica, como lo era su autor Mario Moreno Cantinflas, pero para mi muy real: “Lo difícil se hace inmediatamente, pero lo imposible lleva un poco de más tiempo”.
Tiempo y sobre todo GANAS tengo por delante, así que ¡¡¡VAMOS!!! ¿Venís conmigo? 😉